lloró por sus hijos en la época de la cautividad en Babilonia (Jeremías 31:15) y la matanza de los inocentes perpetrada por Herodes (Mateo 2:18) la hizo llorar sin consuelo, ¿cuánto más se ve aumentada su pena en nuestros días? Traicionada por sus amigos y hostilizada por sus enemigos, su corazón se consume de dolor. Pero su aflicción puede ser mitigada. Usted y yo poseemos las gloriosas buenas nuevas de una redención consumada por el Mesías de Israel por todos los pecados y transgresiones de la
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